Hay momentos en los que quedas prendado de una imagen. Eso ha sido lo que ocurrió aquella mañana soleada de domingo. Entrábamos en el recinto donde ocurrieron los hechos y al divisarlo mi mente se quedo en blanco ante tal hermosura, frescura y voluptuosidad. Sus formas se ocultaban tímidamente debajo de las hojas de una planta anexa. En aquel preciso momento lo ví claro, y con la ayuda de mi amiga Puri, decidí sustraerlo del lugar que lo vió crecer. Furtívamente mi mochila le dió cobijo para llevarmelo a casa y venerarlo como se merece en la intimidad de mi hogar. Las acelgas se agitaban en signo de desaprobación y a los higos les arrollaban lágrimas de dulce nectar en su despedida . Lo confieso, soy culpable de secuestro.
Buen botín
ResponderEliminarEs cierto lo de la voluptuosidad, hermosas curvas.
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