lunes, 10 de mayo de 2010

Una nueva vida

 - "Cariño, tengo algo que contarte", me espetaba tu madre.
  Yo acababa de llegar del trabajo un mediodía de Julio de 2004 con el aliento entrecortado y me disponía a comer. Vislumbraba una mezcla de tensión en su voz y un brillo increíble en su mirada. Un brillo que nunca había visto en sus ojos y que volvería a ver en otras muchas ocasiones. Intuía que algo gordo iba  a suceder. Los reflejos y el conocimiento que tengo de mi persona ante emociones demasiado bruscas hacen que me siente en el primer sitio  que mis posaderas encuentren. Su mano apretaba algo que sostenía con nerviosismo y solemnidad. Mi cabeza trabajaba a mil por hora recopilando cualquier metedura de pata por mi parte de la que no hubiera dado importancia y que pudiera dar lugar a aquel momento de tensión.
-"Estoy embarazada" me confesaba al mismo tiempo que me alargaba el Predictor con el resultado positivo en la ventanita "T" que tantas veces nos había ignorado. Aquí acababan 4 largos años de paciencia, angustias, alegrías y luego tristezas. Cuatro eternos años de pruebas médicas realizadas a tu madre, unas físicamente livianas otras no tanto, todas durísimas moralmente, pero sobrellevadas con una valentía y una entereza por parte de Mami que muchos nos gustaría tener en muchos momentos de la vida. Al final se juntaron mi puntería y tu sprint final para obrar el milagro. Un buen trabajo de equipo. Hoy en día, el querer pasar atropelladamente delante del que se encuentra por delante tuyo, sigue siendo una de tus características. Que curioso.
  Tras la frase milagrosa las lágrimas no se hicieron esperar, el abrazo eterno. Un abrazo de alegría y de incredulidad ante el milagro conseguido. Temblábamos como hojas de infinita alegría y nerviosismo. Sin tiempo de reponernos, llamamos acto seguido a tus titos (abuelos) Carlos y Raquel para anunciarles la buena noticia.
Coge el teléfono tu abuela. Yo, entre sollozos, logro de la mejor manera posible comunicarme con una abuela incredula, fría y pasiva al otro lado del aparato.Contestación :
-"Bueno Carlos, no hay necesidad de ponerse en tal estado."
Un jarro de agua fría de ese tamaño mantendría impasivo al volcán en plena erupción.
Los días y noches siguientes fueron un hervidero de propósitos, planes y sobre todo temores por mi parte hacia la responsabilidad que se me presentaba. Algo muy importante estaba sucediendo en mi vida. Algo que no podía evaluar la magnitud de lo que representaba para mí. Algo inmenso iba acontecer en mi humilde existencia. Ese algo eras tú, amor mío.

1 comentario:

  1. Un relato precioso, me hizo revivir mi propia experiencia. Benditos hijos

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