martes, 6 de julio de 2010

Gente curiosa

   Salir a dar una vuelta montados en nuestras máquinas por el campo supone para los que disfrutamos de ello, una experiencia de la que nos resulta imposible prescindir. Nuestra alegría de volver a reunirnos con nuestros compañeros de aventuras, entablar conversaciones de nuestros pormenores de la vida cotidiana, historias y experiencias de nuestro mundillo y un sinfín de bromas y humor dominan el cortejo. No nos damos cuenta, sin embargo, la consecuencia invasora en el medio por el que discurren nuestras rutas para los habitantes del lugar. Cientos de miraditas se clavan en nuestras personas con aire de curiosidad y otras muchas veces de temor y desconfianza. Como en cualquier comunidad de seres vivos, como de tribus rurales se tratase, cada uno posee su personalidad : gruñones, pasotas, glotones, familiares, presumidos, desarrapados etc.. Todos y cada uno de ellos dan forma a su pequeña urbe rural a espejo y semejanza a la nuestra tan evolucionada. Todos unidos por un denominador común : la curiosidad reflejada en sus ojos.















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