sábado, 12 de junio de 2010

Joyeux anniversaire mon commandant (Feliz cumpleaños mi comandante)

 Una de las personas que ha marcado mi vida hubiera cumplido en el día de ayer un siglo de vida : Jacques Yves Cousteau. Héroe de mi juventud francófona y visionario donde los haya. Un contador de cuentos para los pequeños y los mayores al estilos de nuestro añorado y amado Felix  (Rodríguez de la fuente) que me transportaban en los tiernos años de mi niñez a lo mas profundo de los abismos marinos.  Auténticas maravillas desfilaban ante mis hipnotizados ojitos de niño. La sensación de flotar  entre las aguas azules del mar invadía mi cuerpo, mi mente se teletransportaba a aquellos maravillosos lugares y sus hazañas de superhombre se adueñaban de mis sueños abordo del Calypso. Hacía que fuera capaz de acompañar a la langosta en su migración y posterior reunión de miles de individuos en algún lugar secreto de los océanos o nadar entre los temibles tiburones y las barreras de coral me deslumbraban con tanta riqueza de colores y vida.
  Antes de ver esos reportajes, nadie se imaginaba la grandiosidad de los fondos marinos a la vez de su extrema fragilidad. Un 27 de junio de 1997 mi venerado Cousteau nos dejaba para siempre, pero su legado y sabiduría nos acompañaran para la eternidad. Todavía y aunque no esté entre nosotros le queda por contarnos y desvelarnos algunos secretos conocidos únicamente por él y guardados celosamente, constatando que el ser humano no estaba preparado para asumir y digerir tales maravillas.
  En los tiempos que corren, pensamos que ya lo sabemos todo y que poco queda por inventar. Estamos en horas bajas en cuanto a personas que sepan contar cosas, infundir ilusión y esperanza. Hoy mas que nunca, en la era de la telebasura de los realitys, cotilleos y linchamientos varios, echo de menos con todo mi ser a gente del carisma del comandante Cousteau. Joyeux aniversaire mon commandant.

1 comentario:

  1. Yo también era un fan incondicional del comandante. Hay personas que deberían vivir para siempre, por suerte nos queda su legado.

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